(des)montando mitos (I) Sevilla tiene un color especial.
Y ahí nos fuimos. Yo, y esas tres mujercitas que me equilibran, me hacen reír, me consuelan, me apoyan, me hacen mejor persona.
Un miércoles de julio dejamos atrás la lluvia y, sombreros de paja en mano, nos plantamos en un avión rumbo a Sevilla.
Y resultó ser cierto que Sevilla tiene un color especial. Y que huele a azahar, y su gente está hecha de otra pasta.
Lo del calor insportable también. Pero a quién le importa cuando hay un tabernero que domina el grifo de cerveza como nadie. Y tras la quinta caña de Cruzcampo se apaga mi speech de “digais lo que digais, la Estrella Galicia es la mejor del mundo”.
Las carcajadas se interrumpían solo para engullir otro bocado de las tapas que llenaban la barra, y para cuando se vaciaron los platos el acento andaluz ya me había conquistado irremediablemente.
Paseamos en una nube de aromas, borrachos de calor y sonrisas, y con el recuerdo de aquella pizarra que contaba los días hasta semana santa, hasta el siguiente bar.
En el camino, anécdotas en cada rincón, fotos frente a la giralda, conversaciones que hoy son lagunas en mi memoria.
Mi estómago recibió sonriente el gintonic que tomé en una terraza sobre el Guadalquivir. Y allí siguieron las charlas, empezaron mis tesis sobre hombres y críos y los bailes de canciones que ya no recuerdo.
Embaucadas ya por el aire del sur, los bailes previos fueron tan solo un calentamiento para lo que sucedió en la última discoteca a la que fuimos.
Los cuerpos se agitaron, pies descalzos se retorcían sobre mesas de madera y decenas de estudiantes de Erasmus salpimentaban el ambiente de encanto Europeo.
Tras la última copa, volamos en coche hasta el hotel.
Me han contado que vieron a cuatro jóvenes zambullirse en la piscina de una terraza en el último piso de un edificio a punto de dar las seis de la mañana.
Gracias a un jardinero que vio, oyó y calló, incumplieron las normas y culminaron la fiesta empapadas a la luz de la luna.
Corriendo por los pasillos de un hotel que ya dormía, mientras todo parecía ya tan solo un sueño.
Bi.
5 comentarios:
Viva el sur, y viva el acento andaluz. A mi esque me mata, irremediablemente me mata.
Estos viajes son los mejores!
xx
B
que bonito texto! me encanta tu forma de escribir...
actualiza mas a menudo porfa!
un besito :)
Me alegra que te haya gustado Sevilla y que lo hayas pasado tan bien!!! Es lo que tiene mi ciudad... qué engancha!!!
Fdo: Una sevillana!
http://a-enmipropiaprimavera.blogspot.com
P.D. no hay nada mejor que una Cruzcampo! ;)
otra de tus entradas increibles. Quiero volver a Sevilla! que envidia! estas ya aquí!? espero volver a Coruña antes de irme! quiero verte! aunque la que manda con el coxe es mi madre...me voy el sábado y creo que el viernes voy a Vigo a ver a una amiga que es su cumple. Si no voy propongo otra visita a Coruña a ver mi Iria!! :) un beso!
Precioso post!
Llevo miiil sin ir a sevilla. Y la verdad, pasee por esa ciudad entre lluvia y truenos (¡que raro!) pero no dejo de enamorarme!
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