El miércoles me desperté tarde, tranquila de no perderme el desayuno buffet, que en los roommates está disponible hasta las doce.
Tuve que frotarme los ojos para asegurarme de que no seguía en el limbo de los sueños, porque lo primero que vi al abrirlos fueron el par de suelas rojas en el suelo de la habitación.Por una parte, me alegró no haberme acostumbrado a ellos demasiado rápido. y ojalá dure, y dentro de un año, aún sonría al ver la caja con letras en cursiva.
desayuné con la crónica de Suzy Menkes para el International Herald Tribune y un batido de plátano servido en copa de martini. es sin duda mi apuesta perfecta para coger energías. la jornada se presentaba cuanto menos interesante.paseé arriba y abajo por la calle más transitada de España, y descubrí con entusiasmo la nueva edición del Kate Moss by Mario Testino en FNAC. Me dejé fascinar por la librería francesa, que ocupa un edificio entero, y al dar la una y media me encontré con una de mis mejores amigas.
Al final, me decidí por la Harper's, no pude evitarlo. La portada no es de mis favoritas, pero verla ahí, tan grande, un año después de que el primer ejemplar en españa se sumase a mi colección de Vogues, la hizo irresistible.
y allí estaba yo, sola en medio de tanta gente anónima, en el corazón de Madrid.
sentada a pie de asfalto, cargada con el trench del que no me separo en Santiago, porque aquí nunca se sabe cuando se va a poner a llover.
sintiéndome orgullosa de haber dejado el café definitivamente, y saboreando el té verde mientras devoro las páginas de este maravilloso proyecto menos pomposo pero más creativo que es la Harper's Bazaar.
sentada a pie de asfalto, cargada con el trench del que no me separo en Santiago, porque aquí nunca se sabe cuando se va a poner a llover.
sintiéndome orgullosa de haber dejado el café definitivamente, y saboreando el té verde mientras devoro las páginas de este maravilloso proyecto menos pomposo pero más creativo que es la Harper's Bazaar.
otro fugaz encuentro en fuencarral y un zumo de zanahoria y remolacha más tarde, dan las cuatro.
y yo camino, con el corazón en la mano -junto con en trench, el borsalino, la Harper's y no sé qué más, de nuevo hacia gran vía.he quedado con Julia.
Julia. tengo que decir más? sí, es Julia de University Lifestyle. sí. esa que inunda mi pantalla -y las vuestras- de imágenes frescas e inspiradoras varias mañanas a la semana. que me ha dejado casi tantos comentarios como entradas he subido.90 parrafitos en total de bellas palabras adulando las mías, discrepando a veces.
y que seguía ahí después de yo llevar más de un mes desaparecida. porque cuando recibo un e-mail a la blackberry y su nombre está en el remitente esté donde esté lo abro, porque sé seguro que me sacará una sonrisa.
y aquí estoy, con la última que me has sacado, volando de regreso a casa y escribiendo a toda prisa en el iPad, con el recuerdo de un encuentro que me resultó escaso, poblado en su mayoría con mi habitual vómito de palabras cuando conozco a alguien nuevo que me fascina.
la próxima vez que nos veamos, lejos del bochorno de ese starbucks, quizás no hagan falta tantas palabras.
quizás la próxima vez que nos veamos sea suficiente con ¿un quieres el azul, el turquesa o el coral? quizás entonces a mis letras las sustituirán tus imágenes -que tan bien se te dan- de dos chicas saliendo de Serrano 34 con bolsas en la mano.
mientras, los ojos se me cierran y espero no sentirme como Alicia cuando los abra de nuevo, y lejos de saber que todo ha sido un sueño, siga pisando sobre suelas rojas.quizás la próxima vez que nos veamos sea suficiente con ¿un quieres el azul, el turquesa o el coral? quizás entonces a mis letras las sustituirán tus imágenes -que tan bien se te dan- de dos chicas saliendo de Serrano 34 con bolsas en la mano.
Un beso enorme, Bi.