todo.me.parece.bonito.

comercial, consumista, estratégica.
adjetivos que se le achacan al 14 de febrero, aunque pocos conocen su historia.
La historia de un sacerdote cristiano que en la Roma del siglo III unía furtivamente a soldados -a los que les estaba prohibido contraer matrimonio- con sus parejas. Fue asesinado un 14-2.

Y es cierto que no hace falta un día para querer a alguien, que los corazones son horteras, y algunos presentes forzados.

Pero qué hay de malo en despertarse con el desayuno en la cama y un ramo de peonías en un jarrón?

Qué hay de malo si esta fecha es la excusa de muchos para gastar un poquito más, y escaparse juntos a un lugar perdido, o a ese restaurante bonito?

Y es cierto que muchos no necesitamos excusas para comprar regalos, releer a Neruda y decir te quiero.
Pero muchas veces sí un pequeño empujoncito para escribir algo que lleva ya tiempo en mi mente.
Si consigo terminar esta entrada, al menos san valentín habrá servido de algo para mí. habrá sido la excusa para entregarme de nuevo a las teclas.

Me da pereza ser romántica.
Me cuesta mucho decir cariño, mi vida, cielo!

Me dan vergüenza ajena las manifestaciones demasiado empalagosas del amor.

Proclamo a bombo y platillo que AMO tal o cual colección de moda o las tartaletas de frambuesa, que me enamoré de unos zapatos o que he tenido un flechazo al ver una película.



También, es cierto, tú lograste arrancarme un ti amo en nuestro última día juntos hace ya más de seis años.

El corazón se me desbocó la primera vez que leí aquel quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos.

Y me temblaban los dedos al responderte los sms de buenas noches.

Miento si digo que no sonrío como una tonta cuando me rozas la mano en el coche, y no puedo negar que de la versión cinematográfica de Sexo en Nueva York sólo salvaría la sesión de Carrie para Vogue. vestida de novia.

El ballet, París, las fresas con nata.

los besos suaves, los gestos cómplices.

la pasión, el ANSIA.

Llorar con Titanic a escondidas. aunque él parezca muy niño para ella.

y con Drácula de Coppola. aunque él sea, bueno, un vampiro.

que el apellido Capuleto te suene de algo. o de mucho.
que quizás te suene a alguna noche en vela.
que el final siempre te emocione.

escuchar a Jacques Brel algún día.
o ponerte los cascos para oír más cerca las palabras de algún cantante italiano.

ver películas antiguas sólo por esos besos que no son preliminares de nada. sólo son eso, besos, pero llevas esperándolos durantes horas.

que alguien te llame una noche de Agosto. y te haga salir al jardín en pijama, para ver juntos la lluvia de estrelllas fugaces.

que en clase, otro alguien te haga reír día tras día. te pique, escriba te quiero en el móvil y sólo te lo enseñe a ti. y tú tengas que improvisar, disimular, intentar no ponerte roja. porque nadie sabe nada todavía.

una llamada con prefijo +39.
sesenta meses después.

perdernos por las calles de Madrid. y perder también el control. otra vez.
el intercambio de mensajes tontos.

abrazos a media noche, susurros en el sofá, besos bajo la lluvia, el sol, sobre la arena de la playa.

sentirme pequeñita acurrucada contigo, soñar con nuestro primer piso.

buenas noches, princesa.

que Chuck sienta mariposas en el estómago.

tú y yo.
viéndonos cada día durante años sin conocernos.

aquella carta con faltas de ortografía.

un parque, tus amigos y las mías. una noche gélida en víspera de nochebuena.

risas, gritos al teléfono.
y nos vemos furtivamente una, dos, tres, cinco veces a la semana.

y nos graduamos juntos.
aprendemos por fin a tragarnos nuestro orgullo.

porque al final, romántica o no, la verdad es que sólo me importa cerrar los ojos y saber que, al abrirlos, estarás ahí.

Feliz San Valentín.

Bi.