O en el color de la suela con la que tantotiempo llevo soñando.
-y por la que tendré que esperar todavía hasta principios del año que viene, pero, por lo menos, ya estoy apuntada en el la lista de espera-.
La alegría, el amor a veces, viene en la versión navideña de las tazas de cartón de Starbucks, en un paseo por La Castellana, en copas gratis en Moma.
Está en una vitrina, en color coral o turquesa, de la tienda de YSL. o frío, helado, en un desayuno en Haagen Dazs.
El mejor de los fines de semana pasa por bromear con el dependiente de la joyería más especial del mundo. Que nos pida, por favor, que no nos marchemos. Que me llame por un apodo.
Por tener el más casual de los encuentros, la coincidencia menos esperada en Fun.
Jackson el taxista, David el dependiente de Tiffany's. La dependienta cantaora del Sephora.
Los chicos que nos colaron en una discoteca. Aquel hombre raro que bromeaba con mis amigas y pidió globos para mí en VIPS.
El mejor de los fines de semana pasa, incluso, por sobrevolar Santiago durante casi una hora esperando que la niebla* nos deje aterrizar. Y fallar en el intento, y aterrizar el Oporto. Y recorrer Galicia en bus durante horas, para llegar a casa.
*tiempo más tarde nos enteramos que no fue la niebla, sino LA HUELGA encubierta de los controladores lo que nos impidió aterrizar.
-y por la que tendré que esperar todavía hasta principios del año que viene, pero, por lo menos, ya estoy apuntada en el la lista de espera-.
La alegría, el amor a veces, viene en la versión navideña de las tazas de cartón de Starbucks, en un paseo por La Castellana, en copas gratis en Moma.
Está en una vitrina, en color coral o turquesa, de la tienda de YSL. o frío, helado, en un desayuno en Haagen Dazs.
El mejor de los fines de semana pasa por bromear con el dependiente de la joyería más especial del mundo. Que nos pida, por favor, que no nos marchemos. Que me llame por un apodo.
Por tener el más casual de los encuentros, la coincidencia menos esperada en Fun.
Jackson el taxista, David el dependiente de Tiffany's. La dependienta cantaora del Sephora.
Los chicos que nos colaron en una discoteca. Aquel hombre raro que bromeaba con mis amigas y pidió globos para mí en VIPS.
El mejor de los fines de semana pasa, incluso, por sobrevolar Santiago durante casi una hora esperando que la niebla* nos deje aterrizar. Y fallar en el intento, y aterrizar el Oporto. Y recorrer Galicia en bus durante horas, para llegar a casa.
*tiempo más tarde nos enteramos que no fue la niebla, sino LA HUELGA encubierta de los controladores lo que nos impidió aterrizar.
El final de una celebración de cumpleaños inmejorable. Que empezó a las doce en punto de un día doce de noviembre y terminó, rozando el final de mes, siempre con vosotras.
Porque, detrás de todos esos nombres de tiendas, joyas, zapatos, calles y cafés, después y antes de todo eso, antes incluso de todo y cuando me haya arruinado ya de tanto consumo siempre estais vosotras.
Los únicos nombres importantes.
Bi.