Chic and Chocolate

Tengo mil entradas por subir y otras tantas cosas por contar. Pero hoy todo eso resulta secundario.

He visto muchísimas imágenes en televisión, en los periódicos.
He oído a locutores describir la tragedia.
Pero a pesar de la saturación de información sigo sin poder reprimir las lágrimas al ver a una madre chillar de dolor e impotencia por haber perdido a su familia.

No quiero repetir otra vez lo que habéis estado escuchando estos días, pero, en realidad, no hacen falta palabras.
Ver a estas madres esperando con sus hijos en medio de la destrucción más absoluta, gente que se lleva las manos a la cabeza intentando asimilar que su país entero, del barrio que les vio nacer al palacio presidencial, son hoy escombros. Que sus hermanos, sus padres, sus parejas, sus amigos..., están desaparecidos, quién sabe si muertos, o heridos, y probablemente desnutridos.

Intentando asimilar por qué su mundo se ha derrumbado.

Mientras, el niño llora, sin comprender nada. Por qué no come, ni bebe; por qué ni mamá puede hacer nada. Por qué sólo puede espera a que llegue una ayuda que serpentea en un aeropuerto sin torre de control.

Esto nos afecta a todos.
Todos somos hijos o hijas.
Todos vivimos en un planeta subsceptible de sufrir terremotos, o cualquier otro desastre natural.
Todos somos personas.
Todos conocemos la noticia.

Algunos se quedarán en su casa, sentados, repitiendo frases de tristeza o alguna petición de misericordia delante del televisor.
Otros cambiarán de canal. Al fin y al cabo, Haiti está muy lejos.

Pero todos decimos que necesitan ayuda.

Por una vez, estaría bien que todos, quiero decir TODOS, hicésemos lo que hay que hacer.
Y nos diésemos cuenta de que TODOS y CADA UNO de nosotros somos ésa ayuda que necesitan.


Ayuda en Acción

Save the Children


UNICEF

Puedes dejar alimentos (arroz, legumbres...) en la sala de docencia del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

Por otro lado hay también imágenes de solidaridad, de esperanza. Niños que hacen saltar las lágrimas, y un abrazo a la vida: